También en el otro mundo

                        I

Por suerte, también en el otro mundo 

el tiempo transformará la memoria

en vacío, la vida será aleatoria

y seguirán el minuto y el segundo.

 

El otro mundo es a este orbe parejo

y en él desfallecerán los metales,

se fragmentarán las piedras e iguales

pliegues surcaran la frente de un viejo.

 

También en el otro mundo el soez ruido

de los necios hundirá las lecciones

de los sabios, un corazón podrido

 

destrozará miles de corazones

y todas las almas codiciarán

el descanso perpetuo y morirán.

 

                         II

Un día morirá nuestro cuerpo exhausto

y, mucho más tarde, del mismo modo,

tras la tibia emoción del holocausto

nuestras almas hallarán acomodo

 

para siempre. Sucumbirá primero

mi forma sensible y, luego, mi vieja

ánima viajará al postrer osero

sin lástima o pesadumbre y sin queja.

 

Como tú, tendré dos vidas, cuerpo y alma,

y en ambas el amor que has recibido

y recibirás de mí ira a esa calma

 

falaz de tu desdén y de tu olvido:

abrigo la desazón horrorosa

de sufrir otra existencia infructuosa.

 

                                                                        Juan Bosco Castilla