El verdadero espectáculo

–Los electores creen que los protagonistas de la vida política nos vamos a departir amigablemente cuando se acaba el espectáculo de los mítines y del Parlamento. Se equivocan: el verdadero espectáculo está en la charla amistosa, es entonces cuando nos ponemos la careta –me dijo Alma Reimo–. La educación y el mal generan una mezcla explosiva porque el mal se disfraza con la educación, no se ve, y puede progresar a sus anchas sin ser descubierto.