En la montaña de escorias

–Esta nave es la punta del iceberg. Debajo de tierra hay cientos, quizá miles de kilómetros de antiguas galerías de mina acondicionadas para servir de almacén. La intención de quienes lo idearon era tener una reserva estratégica para crisis terminales. Ahí abajo hay generadores de electricidad, unos cuantos hectómetros cúbicos de gas y combustible, toneladas y toneladas de alimentos no perecederos, herramientas, ordenadores y hasta libros. Cualquier elemento necesario para reconstruir la civilización está guardado en el subsuelo, y no una vez, sino muchas, y no en un lugar, sino en varios. Por supuesto, también hay armas de todo tipo, desde carros de combate hasta fusiles, y diversos polvorines situados a distintos niveles. Solo hay un inconveniente.

–Debe ser casi insoluble.

–Lo es: el conjunto está diseñado en compartimentos estancos. Se pretendía que la destrucción de un almacén no afectara a la conservación de los otros. Pues bien, el sistema de seguridad se vino abajo y ahora resulta imposible acceder a él.